El GSH en la salud

Si bien es cierto que ha aumentado la esperanza de vida con todos los avances médicos de los que disponemos, también es cierto que la calidad de vida ha empeorado debido a la carga tóxica de nuestro entorno, nuestra peor alimentación, un estrés fuera de toda lógica y unos hábitos poco saludables.

Tenemos que agradecer a nuestro organismo los mecanismos de defensa y es especial al GSH el papel que asume en el proceso de desintoxicación. Pero puede ocurrir que el sistema de desintoxicación se vea superado por un ataque al sistema inmunitario extenso y prolongado.

Los principales órganos de desintoxicación y eliminación por orden de importancia son el hígado, los riñones y los pulmones.

El GSH juega un importante papel no solo en nosotros, sino en todos los seres vivos, incluidos los insectos, las plantas y los microorganismos.

Los niveles plasmáticos de GSH varían según el sexo, la raza, la edad y los hábitos alimentarios y el riesgo de sufrir daño toxico ambiental se puede medir en función de los niveles de GSH que tengamos. Debemos prestar especial atención a nuestros cuerpos y detectar las situaciones dañinas que debemos evitar e identificar aquellas situaciones que son inevitables.

El GSH en la desintoxicación

Entre las principales situaciones dañinas, podemos enumerar las siguientes:

  • El tabaco: Se trata de unos de los mayores riesgos para la salud, ya que aumenta enormemente el riesgo de contraer cáncer, diversas enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, como son el asma o la bronquitis, o una enfermedad cardiovascular.

El humo del cigarrillo libera multitud de tóxicos diferentes. Cada bocanada contiene millones de radicales libres, quema literalmente las vitaminas C y E junto con otros nutrientes y desencadena la inflamación de los pulmones, la principal fuente de estrés oxidativo.

El GSH elimina buena parte de los radicales libres y también neutraliza y elimina las toxinas derivadas del tabaco.

  • La radiación: La radiación ionizante es causa conocida, entre otras, de cáncer. Las radiaciones más conocidas son la radiación ultravioleta de la luz solar, los residuos de las centrales nucleares, residuos procedentes de las pruebas de armamento, ciertos materiales de construcción o los rayos X de las radiografías. La exposición a la radiación da como resultado la formación de radicales hidroxilos, los más reactivos de todos los radicales libres.

  • La radiación: La radiación ionizante es causa conocida, entre otras, de cáncer. Las radiaciones más conocidas son la radiación ultravioleta de la luz solar, los residuos de las centrales nucleares, residuos procedentes de las pruebas de armamento, ciertos materiales de construcción o los rayos X de las radiografías. La exposición a la radiación da como resultado la formación de radicales hidroxilos, los más reactivos de todos los radicales libres.

  • Los metales pesados: Corresponden a los elementos de los grupos 2A a 6A de la Tabla Periódica. Muchos son esenciales en pequeñas cantidades, pero tóxicos en niveles altos. Presentes en el ambiente y en la cadena alimentaria, se absorben y se van acumulando en los tejidos de plantas y animales hasta convertirse en un peligro importante para la salud.

    Los metales pesados influyen en todo tipo de tejido vivo y casi todos los órganos se ven impactados generando radicales libres y afectando la bioquímica de las funciones metabólicas corporales.  El GSH y sus enzimas asociadas ayudan a regular y eliminar muchos de estos metales pesados. De todos los metales pesados analizados: arsénico, bismuto, cadmio, cromo, cobalto, cobre, oro, hierro, plomo, níquel, selenio, plata, talio, estaño, vanadio o zinc, el mercurio parece ser el que más agota al GSH y merece por lo tanto una atención especial.

  • El mercurio: Se encuentra comúnmente en nuestro entorno, tanto en forma orgánica, siendo la más habitual el metilmercurio, como en forma inorgánica como el mercurio puro o sales, siendo las más habituales el cloruro o el óxido de mercurio, pudiendo ser todas ellas inhaladas o ingeridas a través de pesticidas, fungicidas, insecticidas, bactericidas o a través de medicamentos o conservantes.

Aunque actúa principalmente como una neurotoxina afectando al sistema nervioso con síntomas como inestabilidad emocional, ansiedad, pérdida de memoria o letargo, puede causar una amplia gama de problemas, como insuficiencia renal, náuseas y vómitos severos, diarrea, lesiones orales, inflamación pulmonar o erupciones cutáneas entre otras.

La desintoxicación requiere de la unión del metal pesado a moléculas orgánicas más grandes como la chlorella, la espirulina o el cilantro -coriandro- en un proceso llamado quelación. Una vez quelado, el complejo de mercurio se elimina del cuerpo por vía renal o hepática.

El GSH es una defensa celular primaria contra la toxicidad del mercurio, apagando la formación de radicales libres y uniéndose directamente a los compuestos mercúricos, expulsandolos a continuación de la célula para ser eliminados por vía renal o hepática.

Numerosos estudios clínicos han verificado la disminución de los niveles de GSH en tejidos de hígado, nervios o intestino delgado afectados por mercurio. Los mismos estudios confirmaron que elevar y mantener niveles elevados de GSH protege significativamente las células contra el envenenamiento por mercurio.

Especialmente importante es el mercurio contenido en las amalgamas dentales, cuya eliminación puede tener un importante impacto en los fluidos biológicos si no se realiza correctamente.

La N-acetilcisteína -NAC- aumenta los niveles de GSH y se utiliza como agente quelante oral muy efectivo para desintoxicar el mercurio orgánico y los compuestos inorgánicos de mercurio. La forma más efectiva de eliminar estas toxinas de los tejidos profundos, como el cerebro, es a través del consumo de proteínas de suero de leche de alta calidad, ricas en cisteína como los contenidos en Immunocal.

  • El plomo: El envenenamiento por plomo, llamado plumbismo, es un problema de salud pública que se remonta a la época romana, al utilizarse como material de tubería para el transporte de agua potable, además de ser utilizado como material en la fabricación de utensilios de cocina, en la cerámica o la pintura.

Los síntomas de envenenamiento por plomo pueden ser sutiles y no específicos y a menudo difíciles de diagnosticar. La intoxicación aguda puede ir acompañada de náuseas y vómitos intensos, diarrea, insuficiencia renal, convulsiones, coma, parálisis y muerte. La exposición continuada y repetida conduce a anemia, debilidad, dolores e irritabilidad, por no mencionar una gran cantidad de discapacidades intelectuales que pueden afectar profundamente el aprendizaje y el comportamiento.

Al igual que con el mercurio, el plomo se desintoxica célula a célula con el sistema de enzimas de GSH, actuando a nivel del sistema nervioso central y periférico, hígado, riñón o glóbulos rojos, incluso la lente del ojo.

  • Los xenobióticos: La exposición continuada a sustancias extrañas al cuerpo -xenobióticos- puede llevar a cambios en la salud sutiles y difíciles de precisar, a menudo como una combinación impredecible de quejas menores, como dolores de cabeza, fatiga y letargo que tienden a confundir el diagnóstico.

Existen multitud de formas de exposición a los xenobióticos:

    • En casa: Las alfombras recogen pesticidas del calzado, los baños de vapor contienen el cloroformo del cloro contenido en el agua y que reacciona con la materia orgánica, la ropa limpia y colgada en el armario emite vapores de percloroetano y tricloroetano, las chimeneas producen bencenos o los productos de limpieza que contienen paradiclorobenceno.
    • En la oficina: el tóner de las fotocopiadoras libera formaldehído o estireno entre otros.
    • En los garajes: son otra fuente de bencenos y otros productos químicos
    • Los lugares dónde se fuma: contienen docenas de carcinógenos y otros productos tóxicos.
  • La fatiga crónica y la sensibilidad química múltiple: Son enfermedades ambientales en las que la acumulación de toxinas llega a un umbral peligroso antes de que aparezcan los síntomas. El contacto con toxinas no determinadas puede desencadenar en una cascada de síntomas que a menudo imitan a otras enfermedades que hacen difícil su diagnóstico. En estos casos la responsabilidad recae en el paciente para minimizar su exposición y en el profesional de la salud para sugerir estrategias de desintoxicación.

El nivel de riesgo al que nos enfrentamos a diario por la exposición continuada de toxinas es notable. El papel desempeñado por el GSH es crucial para mantener todos estos tóxicos a niveles soportables para mantener nuestra salud en buenas condiciones.

Mantener unos buenos niveles de GSH ayudarán a eliminar la carga tóxica que nuestro cuerpo recibe a diario.